Image credit: © Eric Canha-Imagn Images
Traducido por José M. Hernández Lagunes
Parker Messick estuvo maravilloso el pasado domingo. Los Guardianes son, de alguna manera, candidatos legítimos (aunque no fuertes) al último puesto de Comodín de la Liga Americana, y necesitaban con urgencia una victoria para asegurar la serie contra los Rays. Fue apenas la cuarta apertura en la carrera del zurdo grandulón, pero el entorno de ligas menores y la familiaridad (literalmente habían más de 200 de sus amigos y familiares en el parque) lo convirtieron en un lanzador cómodo y seguro. Messick desplegó su enérgico picheo, moviendo su guante, 86 veces en seis entradas, y solo permitió una carrera. No dio bases por bolas, lo cual no debería sorprender–solo ha dado tres bases por bolas de los 96 bateadores que ha enfrentado en las Mayores hasta ahora. Solo ponchó a cuatro, pero el volumen que les dio le permitió a Stephen Vogt trabajar con bastante fluidez durante el resto de una ajustada victoria por 2-1.
De hecho, nada de lo que hizo Messick el domingo debería sorprender. No se debe a que sea un prospecto infalible, sino a que esto es lo que hacen los Guardianes. No se trata solo de que se enfoquen y ejecuten bien el desarrollo de jóvenes abridores (en realidad, no tienen otra opción). También se enfocan en preparar a sus jóvenes abridores para darles entradas en cada aparición, antes de ascenderlos a las Grandes Ligas.
Todos los equipos anhelan desarrollar lanzadores jóvenes, y eso incluye a los abridores. Sin embargo, la mayoría de los clubes son tan conscientes (y quizás tan obsesionados) con el valor de esos lanzadores que los tratan como el padre de Cameron trata a su Ferrari: un estado impecable, a través de la subutilidad. Otros, por supuesto, invierten dinero o talento joven para adquirir abridores veteranos, así que en lugar de confiar en que sus mejores prospectos se conviertan rápidamente en abridores que puedan generar un volumen significativo, los trasladan al bullpen o usan un gancho rápido. Solo hay cinco equipos que, si analizamos las últimas cinco temporadas, han encontrado constantemente la manera de lanzar seis entradas o más en aperturas con jugadores de 25 años o menos. Los Guardianes son uno de ellos. Sabiéndolo, tómate un momento e intenta adivinar quién más aparecerá en la lista.
Mientras reflexionas, hablemos específicamente de Messick. Es divertido, porque es zurdo y pesa 225 libras, o más de 100 kg, pero su lanzamiento brusco es el típico de los delgados. La mayoría de los jugadores que intentan generar jiribilla de esa manera se aprovechan de lo que les permite su cuerpo, compensando la incapacidad de generar potencia fácilmente con rodillazos y codazos. Messick, a pesar de tener una parte inferior de buen tamaño que invita a imaginarlo lanzando a 96 millas por hora, se asienta más como a 93. Se especializa en localizar y secuenciar bien, y parte de la viabilidad de ese perfil reside en la forma en que se lanza desde el montículo y levanta el guante por detrás del cuerpo, con los brazos rígidos, al soltar la pelota. No parece casualidad que use un guante rojo brillante; siempre hay que asumir que los lanzadores eligen su estilo teniendo en cuenta las señales visuales de los bateadores.
Por eso Messick tiene una efectividad de 1.93 (y además un DRA- superior al promedio) en cuatro aperturas, a pesar de su falta de swings fallidos y una recta extremadamente pedestre. La gráfica muestra el StuffPro (izquierda, los valores bajos son mejores) y el movimiento (derecha, pulgadas de quiebre del lado del brazo) para su bola rápida (negro), cambio (azul), slider (rojo), curva (amarillo) y sinker (gris).
La ubicación es clave, por supuesto. Su StuffPro de 0.7 para la recta de cuatro costuras suena mal, pero con las rectas, especialmente, el PitchPro cuenta la historia real. El de Messick es de -0.1, y si logras una buena ubicación para tener una recta que juegue como promedio y tener un arma secundaria promedio-plus y un promedio-menos para los bateadores de cada lado del plato, te va bien. Parte de la historia es que los Guardianes se aseguraron de que Messick estuviera listo para usar todas esas opciones y que no dependiera demasiado de la recta antes de llamarlo a las Grandes Ligas.
Bien, hora de responder la pregunta anterior. ¿Qué equipos se unen a Cleveland en cuanto a aperturas profundas de sus jóvenes lanzadores? Aquí está el liderato de la clasificación de aperturas de jugadores de 25 años o menos que duraron seis entradas o más, desde principios de 2021:
Marineros – 143
Bravos – 132
Guardianes – 128
Marlines – 124
Rojos – 120
Este no es el grupo que suele tener Cleveland, pero aquí están. Ningún otro equipo tiene ni siquiera 100 aperturas de este tipo en el mismo periodo. Hay un grupo de equipos con alrededor de 80, y la mediana es 53. Esa cifra pertenece tanto a los Medias Rojas como a los Diamondbacks. Aquí, para que conste, está el último lugar de esa misma clasificación.
26. Padres – 1927. Mets – 1828. Yankees – 1229. Phillies – 1030. Rockies – 8
Sin embargo, cuando piensas en equipos que comparten el ADN de los Guardianes—bajo presupuesto, dedicación extrema al análisis, ciertas filosofías de diseño y uso de lanzamientos—piensas en los Cerveceros (44 juegos como estos), los Mellizos (30) y los Rays (79). Esos equipos tienden a impulsar incluso a sus jóvenes abridores con talento antes de llegar al out 18. No buscan volumen de esos jugadores. Los protegen del uso excesivo y transfieren ese trabajo al cuerpo de relevo. Esto es especialmente cierto en el caso de los novatos dentro de esos grupos. Solo cuando un jugador se consolida y se gana la confianza del equipo, comienzan a trabajar a mayor profundidad. Desarrollan lanzamientos adicionales después de llegar a las Grandes Ligas. Esos equipos mueven a sus jugadores más rápido y luego les exigen menos una vez en las mayores.
En contraste, los Guardianes esperaron a que Messick hiciera cinco aperturas consecutivas en Triple-A, en las que lanzó al menos 82 lanzamientos y consiguió al menos 16 outs, antes de ascenderlo. En las últimas cinco aperturas de Gavin Williams antes de su primer ascenso al club matriz, promedió 5 y ⅓ innings. Si bien su bullpen se ha convertido en su seña de identidad en los últimos años, esa no es la realidad de su enfoque. Solo los Phillies (cuya rotación cuesta más que toda la plantilla de Cleveland) promedian más lanzamientos por apertura. Solo los Phillies han tenido menos aperturas cortas, y la diferencia entre ambos clubes no es ni siquiera grande. Los Dodgers y los Astros distribuyen la carga de trabajo entre su cuerpo de abridores, utilizando a sus lanzadores con más descanso del habitual con más frecuencia que cualquier otro equipo en la Liga. Sin embargo, los Guardianes son bastante promedio en ese aspecto.
Los abridores jóvenes son vitales para el éxito de los equipos de mercados pequeños. Algunos optan por maximizar ese valor maximizando la cantidad de talento joven en el brazo que fluye a través de su sistema, y no presionar indebidamente a ningún jugador para que lo produzca por sí mismo. Para Cleveland, sin embargo, el plan actual es exigir que esos jóvenes cumplan con un alto estándar antes de que se les conceda un lugar en las Grandes Ligas, y que una vez que lo superen, merezcan una oportunidad plena y sin restricciones para ayudar al equipo. De hecho, el equipo no le dará esa oportunidad a nadie que no crea que pueda superar el promedio al ganar entradas cada vez que recibe la pelota. Es un enfoque tradicional para uno de los equipos más nuevos del béisbol, pero está funcionando lo suficientemente bien como para mantenerlos en la contienda por los playoffs una vez más.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now