Image credit: © Brett Davis-Imagn Images
Traducido por Pepe Latorre
Primera parte
Solo ahora los bateadores se están poniendo al día. La mayoría de los peloteros prefieren no hacer comentarios sobre las métricas de su swing (sí de la velocidad del bate, pero no del plano del swing, del ángulo de ataque o del punto de contacto) aunque les han hablado sobre las mismas en alguna ocasión y saben que se recopilan pasivamente cada vez que entran al campo. Saben que se utilizan para evaluarlos, tanto por su propia gerencia como fuera de ella. Conocen sus swings con mayor profundidad que antes, al igual que los lanzadores conocen sus repertorios y sus lanzamientos con más detalle que antes. Sigue teniendo una idea más o menos subjetiva de lo que hacen, pero la mayoría ha desarrollado una comprensión cuantitativa de lo que hacen bien y cómo lo hacen.
Es por eso que ya hemos visto un pequeño pero significativo aumento en la velocidad de los bates. Por eso estamos viendo una tendencia, aparentemente infinitesimal, pero real hacia una mayor precisión (dirección de ataque cercana a cero grados), un contacto con la pelota más adelante y unos batazos más planos. Durante la última década el punto de lanzamiento promedio de los lanzadores ha disminuido aproximadamente tres pulgadas. Mientras tanto la ubicación vertical promedio de un lanzamiento al cruzar el plato es un poco más alta que nunca. Esto no parece gran cosa, pero habla de una tendencia global hacia la recta plana que busca los cero grados verticales. Los bateadores aún se están entrenando para manejar este lanzamiento mientras nos adentramos en una liga que continúa ejecutando más lanzamientos quebrados que nunca.
En el béisbol actual los bateadores pueden analizar sus swings hasta límites inimaginables. Una vez que se pueden medir cosas como la velocidad del bate y el plano del swing se comprende rápidamente que la velocidad y el ángulo de salida son resultados que generan un conjunto secundario de resultados (hits y outs). Para evaluar la relación entre el proceso y los resultados hay que analizar a fondo cómo se mueve el jugador y eso requiere los datos que tenemos ahora. El hecho de que esos datos ahora sean públicos ayuda, ya que presiona a los bateadores a adoptarlos más, pero fue un proceso lento. Los bateadores necesitaron un tiempo para acostumbrarse a la idea de que sus hits y sus outs eran simplemente la consecuencia de una velocidad de salida y/o un ángulo de bateo.
Hay más y más detalles y más y más niveles. Ya estamos descubriendo, incluso con datos que son públicos, que la velocidad del bate (tal como la medimos actualmente) no ayuda a un bateador a controlar la velocidad. Esto nos indica que batear una bola rápida depende de tener un buen sentido del ritmo, es decir, de cuándo mover las manos y cómo acelerar rápidamente manteniendo el control del bate. La relación entre el reconocimiento del lanzamiento y el detonante del swing es algo que podremos medir y cuantificar algún día, incluso los aficionados podrán consultar los datos. Actualmente, si se está haciendo bien, se está haciendo a escondidas. Eso significa que muchos bateadores ni siquiera están aún familiarizados con estos datos. Sin embargo, lo que sí han aceptado ya es que hacer un swing rápido importa, que donde se toca la bola importa y que los swings planos que hacen contacto en el momento correcto importan. Lo cierto es que no se necesitó mucha publicidad para convencerlos de estas cosas. Solo necesitaban algo de tiempo para acostumbrarse a la idea de que habría mediciones cuantitativas de sus perfiles en esos frentes que tendrían que comprender para poder convertirse en su mejor versión posible.
Para ver los resultados basta con consultar la columna de tasa de golpes fuertes (95 millas por hora o más al salir del bate según la definición de Statcast) y la tasa de barrileo por aparición en el plato. No soy muy fan de los barriles, una estadística que la Liga prácticamente adoptó, pero funciona como herramienta de presentación directa. Muestra que la Liga está mejorando de forma constante (y últimamente con bastante rapidez) en generar el tipo de contacto más valioso posible. Statcast también tiene una métrica llamada Blasts [o bombazos] que es simplemente un swing que supera las 75 millas por hora en velocidad del bate y el umbral del 80% para la eficiencia de colisión. Hace referencia a swings muy rápidos en los que la pelota sale del bate con al menos el 80% de la velocidad de salida máxima posible dada la velocidad del lanzamiento y del swing. En la media temporada de datos de seguimiento de bates que tenemos para 2023, el 10.5% de los swings de la liga se clasificaron como blasts. El año pasado bajó al 10.3% pero es, a grandes rasgos, la misma cifra. Este año es del 11.3%. Un aumento de un punto porcentual en la proporción de swings que combinan los dos elementos más importantes de un gran proceso ofensivo es un gran logro.
Los bateadores se benefician de conocer mejor sus swings y su funcionamiento. Puede que no todo se refiera a jugadores que dominen la velocidad del swing, la inclinación, el ángulo de ataque, la dirección de ataque y el punto de contacto. De hecho, algunos equipos usan versiones ligeramente diferentes de estos números o les dan nombres diferentes. Tampoco todo se refiere a bateadores que generan una potencia enorme. Los barriles están en alza, los blasts también y un impresionante Cal Raleigh está bateando la pelota a todas partes. Pero también hay peloteros que se benefician de una nueva habilidad para hacer contacto consistente. Luis Arraez, Steven Kwan y Nico Hoerner parecen estar listos para terminar la temporada con tasas de ponches por debajo del 10%. No ha habido tres bateadores con tasas de ponches de un solo dígito en una temporada desde 2018. Ocho jugadores, incluyendo esos tres, están en camino de terminar por debajo del 12%, solo hubo cuatro el año pasado.
Son muchos los expertos que han hablado sobre cómo usar los datos de seguimiento de bateo contra los propios bateadores. Y ciertamente existe la posibilidad de que los lanzadores lo hagan a mediano plazo. Además, siempre hay más avances, y nadie sabe si favorecen a los bateadores o a los lanzadores. Sin embargo, este año, la balanza parece haberse inclinado un poco hacia los bateadores. La pelota no vuela bien, pero la liga la está haciendo volar de todos modos. Esto se debe a que los bateadores están acortando distancias, aunque sea un poco, y aunque sea por un momento.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now