Chris Getz persigue la velocidad de su roster

Traducido por Fernando Battaglini

En dos ocasiones esta temporada, los White Sox han ascendido al primera base de 26 años, Tim Elko. En dos ocasiones esta temporada, en las dos semanas siguientes a su ascenso, lo han enviado de vuelta a Triple-A Charlotte. Bajaron a Brooks Baldwin, jugador utilitario de 24 años, a ligas menores a mediados de mayo, y lo volvieron a ascender la semana pasada, para luego volver a bajarlo el lunes. A finales de abril, reclutaron al infielder seleccionado en regla 5 Gage Workman, jugador con muchas herramientas, pero superado en muchas ocasiones por los lanzadores rivales, en waivers, le dieron solo dos apariciones al plato en tres juegos y finalmente lo devolvieron a los Tigers. Los Sox ya han utilizado a 51 jugadores esta temporada, dos más que cualquier otro en la Liga, y eso a pesar de tener dos puestos en la plantilla asegurados durante todo el año: Shane Smith y Mike Vasil, seleccionados de la Regla 5.

En resumen, Chris Getz no se anda con rodeos. Puede que no acierte con más frecuencia que sus colegas en otras gerencias, y ciertamente no cuenta con el apoyo del dueño como muchos de ellos, pero ha decidido probar algunas cosas más que la mayoría de sus colegas para ver dónde se esconden los diamantes en bruto. No necesita una tasa de éxito muy alta, al ritmo actual de transacciones, para encontrar jugadores valiosos. Tampoco necesita ser perfecto reteniendo a los jugadores que pasan por su potente máquina de rotación de plantilla y que resultan ser buenos. Lo que necesita es que aproximadamente un tercio de los jugadores controlables que va seleccionando resulten buenos, y darse cuenta de ello lo suficientemente rápido como para retener a aproximadamente la mitad. De los 51 jugadores mencionados, unos 30 comenzaron el año con varios años de control del equipo por delante. Si un tercio de ellos son buenos y la mitad de los buenos se mantienen como el espagueti lanzado a  las paredes, son cinco buenos jugadores añadidos a la mezcla, más o menos. (Recuerden, apenas estamos a mediados de junio. Incluso si calculan que tres de los cinco jugadores cumplen con los criterios que estoy esbozando vagamente, serían dos nuevos que han encontrado, y todavía queda más de media temporada para encontrar a otros dos o tres).

La velocidad de la plantilla es la nueva estrategia en el lado sur de Chicago, y de una forma perversa, es muy divertida. Los White Sox siguen siendo pésimos—23-49 al llegar el martes—y aún les falta mucho para que recuperen su nivel. Su estrella titular (y su mejor ficha de intercambio, en teoría), Luis Robert Jr., ha estado fatal, y su mejor jugador sigue siendo Andrew Benintendi, agente libre de treintaytantos… Todo eso son muy malas noticias. Por otro lado, consideren las victorias que parecen haber conseguido ya:

Chase Meidroth, la tercera pieza en el intercambio de Garrett Crochet, tiene un DRC+ de 102. Su promedio de bateo es de .282/.365/.345, con un 11.5% de bases por bolas y un 13.5% de ponches. Si bien no parece tener la potencia suficiente para ser un jugador más que sólido en la parte baja del orden al bate, y aunque no cuenta con las herramientas defensivas necesarias para ser un campocorto a largo plazo, Meidroth luce como un buen jugador.
Miguel Vargas, quien hace unos 15 minutos parecía un pésimo retorno para Erick Fedde y Michael Kopech, tiene un DRC+ de tan solo 95, pero el modelo podría cambiarle la cara con el tiempo. Su velocidad de salida promedio ha subido 3.7 millas por hora este año. Ha hecho un ligero cambio en su swing, con grandes resultados, y batea .242/.322/.440. Ha recibido bases por bolas el 9.5% de las veces y se ha ponchado solo el 17.3%, y está reviviendo el rol, recientemente en declive, del verdadero infielder de esquina, capaz, es decir, de jugar tanto en primera como en tercera.
Shane Smith tiene un DRA- de 95 en 68 ⅓ entradas lanzadas. Ha mantenido el aumento de velocidad que le permite a su recta (que, lamentablemente, tiene una forma bateable) aumentar lo suficiente, y el trabajo de los White Sox con él en el cambio de velocidad ha profundizado su arsenal hasta el punto de que luce como un abridor viable para la rotación media. Dado que fue seleccionado por la Regla 5, tendrán que encontrar la manera de controlar un poco sus entradas este año sin bajarlo a las menores, pero eso está bien, en realidad. Lo hicieron con Crochet el verano pasado. Smith, junto con Vasil, parece un jugador a tener en cuenta, y junto a Davis Martin (con un techo mucho más bajo), parece que formará parte de la rotación de un buen equipo en tres o cuatro años.

Brandon Eisert, a quien los White Sox reclamaron en waivers de los Rays tan solo dos semanas después de que los Rays lo adquirieran de los Blue Jays (y justo una semana antes del inicio de los entrenamientos de primavera), es un zurdo de lanzamiento suave con una recta cortada (o slider potente) en la que StuffPro ni siquiera cree. Sin embargo, también ha demostrado una excelente forma con su recta de cuatro costuras de aproximadamente 90mph y un cambio de velocidad por encima del promedio. En resumen, ha lanzado 30 entradas como relevista con una tasa de 27.3% de ponches, un 4.5% de bases por bolas y un DRA- de 80. Es un jugador fácil de mantener, aún con opciones disponibles para bajar a las menores, zurdo permanente y muy flexible.

Es demasiado pronto para saber qué tienen los Sox en Edgar Quero, cuya defensa ha sido inestable detrás del plato y a quien le falta potencia, pero tiene un OBP de .348. Es aún más prematuro intentar determinar qué será Kyle Teel, pero es bueno que ya haya forzado la mano de la organización y esté en las Grandes Ligas. Grant Taylor, a quien los Sox seleccionaron en la segunda ronda del draft de 2023, llegó a las Grandes Ligas como relevista corto, pero es una opción bastante interesante inmediatamente.

Nada de esto pretende ser una hagiografía de Getz. Los White Sox ciertamente no han logrado nada realmente loable todavía, y estas son victorias relativamente pequeñas. El método que Getz ha elegido es bastante propenso a errores, porque es caótico. En un juego basado en el tamaño de la muestra y que (hoy en día) generalmente requiere grandes dosis de paciencia y disciplina, está adoptando un enfoque casi improvisado. Este estilo recuerda a nada más que a finales de los 70s y principios de los 80s, justo antes de que la verdadera iluminación se apoderara de las directivas de las Grandes Ligas. Los equipos en la historia del béisbol con más jugadores que tuvieron entre 50 y 400 apariciones al plato a los 26 años o menos fueron los Mariners de 1983, los Athletics de 1967, los Cubs de 1974 y los Indians de 1991. (Esa última franquicia se dio cuenta de muchas cosas más tarde que la mayoría de sus hermanos, aunque rápidamente mejoraron en esas cosas, o al menos en algunas de ellas).

La mayoría de los ejecutivos actuales en las gerencias de las Grandes Ligas son graduados de prestigiosas universidades, con experiencia en negocios o finanzas. Adoptan enfoques calculados y esperan los grandes datos, sobre todo durante la reconstrucción. Imagina los equipos típicos que siempre llamamos operaciones exitosas de tanqueo y reconstrucción de las últimas 15 temporadas aproximadamente. Todos tuvieron al menos algunos años en los que parecieron asentarse y probar a un puñado de jugadores jóvenes, permitiéndoles acumular no un par de cientos de apariciones al plato o 40 entradas, sino casi 1,000 apariciones al plato o 200 entradas. Getz no funciona así. Su enfoque es casi nervioso. Es notablemente más rápido y un poco más descuidado que el estilo de Rick Hahn. También es más satisfactorio para los fanáticos. Su capacidad para sobrevivir como alternativa a otros estilos de formación de equipos dependerá de si funciona o no, y no está del todo claro que los Sox  cuenten con la experiencia necesaria en su directiva y cuerpo técnico para que funcione. Por otro lado, el hecho de que cuenten con personal ligeramente diferente al que los Dodgers, los Rays o los Cubs de 2012 podrían contratar para los mismos puestos es parte de la razón por la que han sido más agresivos, y eso en sí mismo podría ser una virtud que valga la pena conservar por un tiempo.