Image credit: © Darren Yamashita-Imagn Images
Traducido por José M. Hernández Lagunes
Ver lanzar a Blake Snell es comprender la impotencia. Impotencia desde la perspectiva de sus oponentes, quienes han pasado una década entera bateando .211/.299/.341 contra él, uniendo sus talentos para superar por poco a Martín Maldonado, fallando ante cambios que se hunden no solo bajo el barril, sino con todo el bate. Impotencia desde su propia perspectiva, sometidos al estilo de pitcheo estéticamente repelente del dos veces ganador del Trofeo Cy Young, trabajando en los bordes de la zona de strike con toda la gracia y rapidez de un tiburón de molde, desangrando a los bateadores. Y la impotencia en el propio Snell, quien claramente se ve obligado a comportarse de esta manera, impulsado por las fuerzas invisibles del juego a priorizar la efectividad brutal sobre el béisbol que se ve bien.
Estudié ciencias políticas en la licenciatura, y cuando me preguntan qué aprendí en cuatro años de estudio, suelo decirles: “Intenta no hablar de política si puedes evitarlo”. Pero la segunda, y de alguna manera aún más deprimente, sabiduría que extraje de la experiencia es que el libre albedrío está un tanto sobrevalorado. Todos somos libres de tomar decisiones, y sentimos libertad en ellas, pero siempre hay una mano invisible que mueve los hilos. Nadie se pone de acuerdo sobre quién es el titiritero: los economistas creen que es el mercado, los teóricos políticos se complacen en atribuirlo a una nebulosa “racionalidad”, y los filósofos optan por la noción aún más caprichosa de la ética. Quizás nuestras identidades sean solo costos hundidos, y el orgullo nos obliga a ser cada día más nosotros mismos. Sea cual sea el origen de esos incentivos, estamos atados a ellos, angustiosamente similares a ratas que mueven palancas, rara vez ascendiendo más allá del cálculo de “premio > no premio”. ¿Demasiado sombrío? Quizás. Pero todos estamos viendo, o siendo, a Blake Snell contando a toda máquina, y la explicación no puede ser alentadora.
Así que, mientras estemos atrapados en el pequeño infierno que nos hemos creado, mejor decoremos. Hagámoslo según la gran tradición filosófica: tomando el mundo cruel e insensible que nos rodea y pasando el tiempo categorizándolo y compartimentándolo. Es hora de definir la Snellidad.
Negativa a lanzar strikes. Obviamente, esta es la base de cualquier intento de Snellalytics. Si un lanzador está dispuesto a lanzar lanzamientos regularmente en la zona de strike, esto puede interpretarse como una simple capitulación de rango ante la voluntad del bateador.
Promedio de la Liga en la Zona (2020-2025): 51%
Promedio de la Zona de Snell (2020-2025): 44.6%
Nivel de Snell: 3.º (empate) de 213 lanzadores calificados
Capacidad para lanzar strikes cuando se desea. Podemos estimar esto mediante el diseño de lo opuesto a una tasa de bateo de descarte: sumando los conteos totales de 3-0 y 3-1 de un lanzador, estados en los que el lanzador no tiene más opción que conseguir un strike.
Tasa de strikes promedio de la Liga, 3-0/3-1 (2020-2025): 27.7%
Tasa de strikes de Snell, 3-0/3-1 (2020-2025): 27.8%
Nivel Snell: 104.º de 191 lanzadores calificados
Una demostración de que no serían atacados si lanzaran strikes. Lo que no queremos incluir en este estudio son los lanzadores que evitan la zona de strike por puro instinto de supervivencia; es decir, que saben que si reciben demasiadas bases por bolas, hay destinos peores que las bases por bolas.
Tasa de contacto en zona promedio de la Liga (2020-2025): 84.7%
Tasa de contacto en zona de Snell (2020-2025): 80.4%
Nivel Snell: 14.º de 213 lanzadores calificados
La capacidad de salirse con la suya. Obviamente, la pieza final del rompecabezas es que todo esto tiene que funcionar, a pesar de que las matemáticas demuestren lo contrario. En otras palabras, a pesar de que sabe que va a lanzar fuera de la zona, y el bateador sabe que va a lanzar fuera de la zona, y los niños no nacidos en el vientre de cada mujer embarazada en el estadio saben que va a lanzar fuera de la zona… el bateador sigue bateando.
Promedio de swing fuera de la zona de la Liga (2020-2025): 28.3%
Promedio de swing fuera de la zona de Snell (2020-2025): 29.7%
Nivel de Snell: 79.º de 213 lanzadores calificados
Una expresión facial tranquila que resuena con una indiferencia purificada. Según todos los informes, Blake Snell supuestamente es un buen tipo, aunque aquí en Baseball Prospectus, especialmente bajo la vertical de Cold Takes, nos esforzamos mucho por separar el arte del artista. Aun así, a pesar de la tranquilidad que reina en su alma, el hombre es el Al Hrabosky de la mirada perdida. Tiene algo que ver.
Estos son los ingredientes que producirán la Línea Snell Tradicional: cinco entradas lanzadas, 24 bateadores enfrentados, cuatro hits, cuatro bases por bolas, seis ponches, una carrera limpia permitida. (25 de mayo del 2023, contra los Nacionales). La pizarra no lo refleja, pero solo podemos suponer que cientos de aficionados, de ambas afiliaciones, condujeron a casa esa noche mirando fijamente los faros amarillos que pasaban volando, pensando que cualquiera de ellos podría desviarse en cualquier momento, que todo en sus vidas podría ser desechado con una picadura de abeja inoportuna, que ninguno de nosotros tiene realmente el control, y mucho menos el mando.
Así que, obviamente, Blake Snell es el rey de los Snells. Se suele asumir que Dylan Cease es el siguiente en la sucesión al trono, pero ¿es cierto?
No. Es Trevor Richards.
Perdón, no. Trevor Richards. Estás pensando en Trevor Rogers, el otro descarte de los Marlins, el tipo que Baltimore adquirió en canje el año pasado como un proyecto de bricolaje, y que ahora tiene una… espera, ¿una efectividad de 1.41? ¡Coño! Alguien debería escribir sobre él. No, estamos hablando de… ¿qué? ¿Los Ángeles de Anaheim? No, ese es Garrett Richards. Estamos hablando de Trevor Richards, el de las 5 y ⅔ innings lanzados esta temporada, repartidos entre tres organizaciones diferentes.
Mira, así funciona el béisbol. Buscas cohesión narrativa, que los números te cuenten una historia bonita, y en cambio, la computadora te dice “Trevor Richards”. Pero en cuanto a los números, es innegable:
%zonal
%pedidos
%contacto-Z
%swing-O
Expresión facial
Richards
43.5%
28.4%
82.6%
33.2%
Desmadejado
Promedio
51.0%
27.7%
84.7%
28.3%
Promedio*
Snell
44.6%
27.8%
80.4%
29.7%
Snell
*por definición
Todos los demás no pasan la prueba. Todos los que evitan el plato caen en la categoría de “miedo” (Dallas Keuchel, José Quintana, Bryce Elder, al final de su carrera) o simplemente “son malos con la puntería” (Josiah Gray, Edward Cabrera, ¿y de alguna manera también Bryce Elder?). Cease técnicamente está en lo más alto de la lista, y si Richards no se aferrara a las listas de jugadores activos del béisbol, o si no estuviéramos dispuestos a hacer trampa e incluir relevistas, quizás habríamos tenido que reconocerle el mérito y terminar este ensayo hace cinco minutos. En cambio, podemos hablar de un tipo que podría estar ya de camino a su salida del béisbol, y que también podría ser… pues, no tan bueno. Pero ¿de acuerdo? Tiene un DRA- de 104 en su carrera, y aunque estuvo pésimo en 2024 (y en esas 5 y ⅔ entradas de este año), también está lanzando una recta de cuatro costuras a 91.4 mph desde la ranura alta. Si Trevor Rogers puede ser un proyecto, ¿por qué no Trevor Richards?
Bueno, mentí otra vez. Si piensas en algo más que lanzar strikes, quizá no sea Richards.
%zona
%perdidos
%contacto-Z
%swing-O
Expresión facial
Hader
47.8%
24.3%
72.8%
34.3%
Peludo
Richards
43.5%
28.4%
82.6%
33.2%
Desmadejado
Promedio
51.0%
27.7%
84.7%
28.3%
Promedio*
Snell
44.6%
27.8%
80.4%
29.7%
Snell
La Snellización está lejos de ser una ciencia exacta. Normalmente, para una de estas piezas, inventaríamos una fórmula pseudo-segura y la presentaríamos como cierta, para lograr un efecto cómico. Pero eso es demasiado trabajo, así que seremos honestos y dejaremos esto como un ejercicio para el usuario. ¿Acaso el dominio absoluto de Hader y su disposición a lanzar donde le plazca (últimamente ha mejorado mucho) es más frustrante que la negativa de Richards a lanzar correctamente y ser inmediatamente abatido por los dioses? ¿O es simplemente Cese, porque el verdadero crimen no es cuestión de grado, sino de tiempo? ¿Acaso estamos clasificando ruidos de rasguños en la pizarra cuando lo único que nos importa es que, simplemente, dejen de hacerlo?
La respuesta es tuya. Pero mientras disfrutas de esa libertad, nunca olvides que nunca dejarás de tener la oportunidad de hacerlo, porque Snell y sus amigos han descubierto, quizás para su disgusto y horror, que el béisbol generalmente recompensa su comportamiento. Hasta que el béisbol pueda poner fin al desfile de relevistas que elimina la necesidad de longitud en los lanzadores, estaremos todos aquí juntos.
Thank you for reading
This is a free article. If you enjoyed it, consider subscribing to Baseball Prospectus. Subscriptions support ongoing public baseball research and analysis in an increasingly proprietary environment.
Subscribe now